Los monjes tibetanos crean mandalas de arena con la intención de traer paz y armonía al mundo. Este ritual incluye espacios de meditación y de paciente y coordinado trabajo en equipo que son esenciales para lograr diseños de gran perfección y belleza. Cuando el mandala es terminado debe destruirse como símbolo de la impermanencia de las cosas y para promover el desapego al mundo material.
El Museo del Oro ofrece a sus visitantes un nuevo espacio de interactividad, que promueve que un recorrido por sus salas sea siempre sorprendente, nunca igual al anterior. Arenas para el viento construye diseños colectivos en arenas de colores con motivos inspirados en la exposición temporal La sociedad y el tiempo maya.
El pasado miércoles 18 de enero, desde las 9:00 a.m. todos los visitantes pudieron hacer parte de esta inolvidable experiencia de diversidad y convivencia. En el arte perecedero lo que importa es el instante de la creación, el trabajo en equipo, la experiencia del proceso artístico y la satisfacción de hacer parte de un logro que quedará en la memoria de todos… y se disipará con el viento. Con un granito de arena y la creatividad de los visitantes del mundo entero que ese día estuvieron en el Museo, surgieron obras fugaces y recuerdos eternos.
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